martes, 30 de noviembre de 2010

Conclusión 1: Acto Legislativo 002 de 2009: Una medida para encerrar a los Indeseables



Ya no es un secreto que las cárceles están hechas para encerrar a los indeseables, como lo han explicado sociólogos internacionales como Loic Wacquant y dichas teorías aplicadas al caso colombiano por Manuel Iturralde y Libardo Ariza. Si este no fuera el caso colombiano, las cárceles no estarían llenas, hasta en un 90%, de delincuentes comunes que no han sido condenados y viven en un ambiente carcelario lleno de armas, drogas, violencia y violaciones constantes de sus derechos humanos.



Pero, la pregunta que nos hacemos es si,¿ Los que son llamados por el Acto Legislativo 002 del 2009 cómo enfermos, hacen parte de los indeseables que hay que encerrar?


Primero, echémosle un vistazo al perfil del farmacodependiente que quiere imponer el proyecto de ley en la sociedad. “Enfermo Dependiente o Adicto: Persona que se administra repetidamente una sustancia ilícita. Se diagnostica por un experto según criterios de la OMS y/o APA”. Una vez analizada la definición se puede ver cómo el enfermo no es sólo aquel que consume la sustancia hasta tal punto que no puede vivir sin ella, sino también aquella persona que la consume para su recreación. Es decir, según este principio sería consumidor toda persona que haya probado algún tipo de estupefaciente dos o más veces en toda su vida. Esto tiene una implicación bastante agravada en la aplicación del proyecto, ya que la lista de enfermos esta creciendo cada día más.


De lo anterior se identifica un problema muy preocupante y es que el juicio resultaría subjetivo. De lo anterior se desprende arbitrariedad a la hora de aislar a dichos individuos, esto es un primer indicio para creer que el fin del Acto Legislativo 002 es de aislar individuos “indeseables” para la sociedad según un criterio subjetivo, amparado bajo la figura del drogadicto.


Ahora bien, una vez vista la larga lista de individuos a las que pretende ayudar la ley, es importante mencionar las medidas que el acto legislativo dispone para su denominado tratamiento. El Acto Legislativo 002 del 2009 establece que el objetivo de del examen citado anteriormente es saber el tipo de tratamiento que se debe aplicar. Así el proyecto de ley propone dos tipos de tratamiento: el primero es una medida pedagógica, puramente ilustrativa para aquellos cuya adicción es de un nivel muy bajo y controlada. Y el segundo es “una medida rehabilitadora” para quienes no tendrían ese control sobre su consumo y el consumo sea largo y prolongado, en cuyo caso ya se estaría hablando de una adicción.


Por otro lado, cómo lo deja muy claro la sola definición de enfermo, el enfermo tiene que ser diagnosticado por un experto según criterios de la OMS y/o APA. Sin embargo, ¿como hace este enfermo para llegar hasta un experto de estas características, para poder ser diagnosticado? Pues bien, esto no le pasó por alto a quienes crearon la ley, por lo que propusieron una solución que a primera vista parecería bastante lógica y funciona de la siguiente manera: el adicto es encontrado primero por la policía, con quién tiene su primer contacto. En este punto se encuentra la clara comparación con el delincuente común y con el adicto.


Hay una similitud muy grande entre el adicto y el delincuente común, ya que ambos tendrían, en caso de ser atrapados, su primer contacto con el cuerpo policivo. Es claro, que la manera por medio de la cual la policía se entera de la existencia del drogadicto o de la persona bajo el efecto de una droga es porque otro ciudadano al que obviamente le molestan este tipo de personas lo haya denunciado. Por esta misma razón es que no se diferencia con el delincuente y el drogadicto. Basado en la teoría de El Pobre de Geor Simmel ambos hacen parte del tipo de gente que no es aceptado por la sociedad. Este argumento se ve reforzado por el propósito estipulado en el acto legislativo que es el de cuidar la salud del adicto y la salud pública, ahora bien ¿Qué tiene que ver la salud pública en todo esto? Existe una respuesta muy sencilla y clara. Hay quienes consideran que si se permite que las personas empiecen a consumir en lugares públicos se le pierde el tabú al consumo y aumentaría el número de adictos, que perjudicarían a la sociedad que no es adicta, ya que le perturbarían su paz en los lugares públicos.


De lo anterior se desprende como se menciono anteriormente que la sociedad ve al drogadicto como una amenaza (así como ve al pobre), sin embargo no está interesada en los problemas coyunturales que existen detrás de dicha situación cómo violencia intrafamiliar, pobreza, depresión, etc. En su lugar, para que el individuo no se convierta en un riesgo para la sociedad esta pretende erradicar los síntomas, es decir aislar al individuo de la sociedad para no tener que verlo, encerrándolo en un lugar casi tan desprestigiado como las cárceles pues se estima que solo el 10% logra una rehabilitación completa.


El Tabú, esa es la palabra indicada para definir lo que es el consumo de drogas. Es un tema que se ha dejado siempre “para más tarde”, es un tema al que se le ha dado la espalda, y cuando por fin se busca una solución adecuada para enfrentar la situación, para aceptar que si hay personas que consumen drogas lo que se quiere es que estás dejen de consumirlas y que no ayuden a que otras empiecen a consumir. Por lo que se puede llegar a la conclusión que el fin último de este proyecto de ley no es ayudar al consumidor sino aislarlo de la sociedad, marginarlo para, de esta manera “proteger a la sociedad” a través de las convenientes figuras de “farmacodependiente” y “salud pública” en lugar de atender a los problemas reales detrás del consumo de estupefacientes.


De lo anterior se desprende otra conclusión sobre su efectividad. De tener el presupuesto la medida resultará efectiva para su real propósito: aislar a individuos “indeseables”. Sin embargo es probable que resulte un fiasco político pues el discurso oficial promete una sociedad más segura y libre de drogas, esto fallaría pues como se expuso anteriormente la manera de lograr una sociedad libre de drogas es atacar los problemas reales detás de ellas, no esconder los síntomas.

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